martes, 22 de noviembre de 2011

Las dificultades y sufrimientos: ¿Nos pueden conducir a Dios?

 

A veces pensamos que los sufrimientos y dificultades nos alejan de Dios y por lo tanto de nuestra felicidad.

No pocas veces, la terrible pregunta de porqué un Dios tan bueno y misericordioso permitió esto o aquello, o aquella tal desgracia. Y las dudas en nuestro interior no faltan.


Tal vez en el momento del sufrimiento, no vemos la solución y hasta nos parezca que Dios se ha quedado sordo, dormido o indiferente ante nuestro dolor.

¿Acaso quiere que seamos infelices?



Por supuesto que no.

Entonces, ¿cómo se explica?

¿Cómo el sufrimiento y la dificultad nos pueden llevar a Dios?

Depende de nosotros mismos, de nuestra actitud, del grado de amor que sintamos hacia él. Depende, además, de la humildad con que aceptemos que los momentos difíciles también forman parte de la vida y que nadie puede sustraerse de ellos.

De hecho, hay sufrimientos que podemos evitar, problemas que podemos solucionar,  situaciones que podemos enfrentar airosamente.

En este caso, debemos poner todo nuestro empeño, inteligencia, voluntad y creatividad para salir adelante y buscar la solución.

Pero cuando se trata de sufrimientos inevitables, muerte, vejez, enfermedades incurables, situaciones que escapan a nuestro control, tal vez la mejor manera de enfrentarlos, para un creyente, es apoyándose en Dios.

Es por eso por lo que se puede afirmar que tales circunstancias dolorosas y desagradables nos pueden llevar a Dios. Si nos abandonamos en él, si nos refugiamos en la oración, los sacramentos, en la lectura de su Palabra.

Si, por el contrario, nos resistimos a aceptar la realidad de los hechos, si buscamos culpables, si incluso culpamos al mismo Dios, si queremos a toda costa encontrar razones de dichas dificultades, nos encontraremos, con el hecho de que sufriremos aún más.

Es por eso que si te encuentras en un momento de dolor, te invito a refugiarte en Dios.

Si has tenido una experiencia donde Dios te ha sacado del apuro o te ha dado la fuerza para resistirlo, te invito a compartirlo.

¿Qué otras formas conoces de permanecer junto a Dios en momentos de angustia?



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