domingo, 17 de marzo de 2013

Sobre el Papa Francisco y sus palabras




La Iglesia Católica tiene nuevo Papa: El Papa Francisco.

Primer Papa Latinoamericano y primer Papa Jesuíta.

A continuación les comparto esta breve reseña, escrita por el Padre Modesto Lule en su  blog :

"Nombre: Jorge Mario Bergoglio S. J.
Nace: Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936.
Religioso: Pertenece a la compañía de Jesús. A los 21 años (en 1957) decidió convertirse en sacerdote. Ingresó en el seminario del barrio Villa Devoto. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, tenía 33 años. El Papa Juan Pablo II en 1992 le nombró obispo auxiliar de Buenos Aires.

Fue elegido cardenal el 21 de febrer2001 por manos de Juan Pablo II.

El nuevo Papa Francisco es uno de los cinco hijos de un matrimonio italiano de clase media formado por Mario, empleado ferroviario, y Regina Sívori, ama de casa.

Se convirtió hoy en el pontífice número 266 de la Iglesia Católica. Y no se  llamará Francisco I, sino solamente Francisco. En el futuro cuando llegue otro Papa y se quiere llamar Francisco, entonces a este se le mencionará como Francisco I y al otro Francisco II."

A continuación, en ese mismo artículo, el P. Lule pasa a relatar las cosas que le sorprenden del nuevo Papa: que es latinoamericano, Jesuíta, que se llamó Francisco y que pidió que oraran por él antes de impartir la bendición.

A mí también me llamó la atención todo eso; pero, además, sus palabras, las cuales son:

  • El llamado a la Oración, que coincide con el hecho de que nuestro Papa emérito se entrega a una vida de oración. Llamó a orar por Benedicto XVI, que oraramos por él y los unos por los otros.
  • Fraternidad
  • Evangelización
  • Pobreza
  • Caridad
Personalmente quiero profundizar en estas palabras, que a mi parecer marcan un sendero en nuestra vida de Fe. 

Un sendero muy contrario a nuestra vida diaria y agitada.

Poco se ora, pues o no se tiene tiempo o no se tiene Fe en la oración.

Tendemos al egoísmo e individualismo, lo cual nos lleva a no entender la importancia del compartir, de la caridad  y de la evangelización.

Necesitamos o estamos apegados a muchas cosas y no comprendemos  la felicidad y la libertad que nos generaría vivir en la pobreza.

Debemos aprender mucho más, tornarnos humildes y reconocer que, en el camino del Señor, siempre hace falta avanzar más, llegar más profundo, remar mar adentro, llegar hasta lo profundo de nuestro corazón y de nuestra conciencia, para reconocer lo que no es puro y agradable a Dios y pedirle, a él, que lo purifique.

¡Dios nos guíe en el camino siempre!