¿Es posible alcanzar este tesoro del que hablé en la entrada anterior?
¿Qué tenemos que hacer?
¿Cómo podemos lograrlo?
Para alcanzarlo, el ser humano, debe abrirse a Dios y ponerse a su disposición.
Ciertamente que esto hay pasos y no saltos.
Debes tener claro que la obra es de Dios.
Aunque es bueno tener en cuenta estas recomendaciones:
· Tener Fe en Él: lo cual implica confiar sólo en Él, entregarse a su voluntad, convencerse que Dios sabe lo que conviene a cada quien. Creer y saber que es Señor de la Historia, de la Vida y de la Muerte y quien nos regala la Vida Eterna. En fin, dejarse guiar por ÉL.
· Tener Esperanza en Él: esperar que llevará a buen término toda la Historia; pues su Voluntad es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Y esperar que el ser humano, hoy privado de su verdadera santidad y justicia, por causa del pecado original, sea restituido a su verdadera condición, tal como fue la voluntad de Dios al principio de la creación.
· Amarle a Él: Amarle con todo el corazón, con todas las fuerzas, con toda la mente, con toda el alma, con todo el ser. Esta es la perfección de la relación del ser humano con Dios. Aunque para esto ya tenemos su ayuda, porque lo amamos puesto que Él nos amó primero.
Quizás se sigan preguntando: ¿es posible?
¡Claro que es posible!
Es posible para ti, hombre, mujer, anciano, joven, niño.
Es posible para todo ser humano y para todo el ser humano, en su integridad.
Para el hombre de hoy confundido, estresado, abatido, abrumado por tantas corrientes de pensamiento, de acción, ocupado y disperso por tantas cosas y distracciones.
Este Tesoro se hizo accesible para el hombre, gracias a Jesús de Nazaret. La Gran Revelación del Padre. Vino a mostrarnos el Gran Tesoro que hay en el Corazón del Padre, para todos nosotros.
¿Sólo vino a mostrarlo?
No sólo eso. Sino que Jesucristo es también el camino a ese Tesoro, ya que con su Muerte y Resurrección abrió la puerta que conduce a la Casa del Padre, hacia la vida íntima de Dios.
El ser humano puede ahora llegar al máximo de su perfección y plenitud.
¿Tendrá la voluntad de alcanzar esa cima?
¿Te arriesgas a la aventura de encontrarlo?
La decisión es de cada uno de nosotros, es personal.
Pero te digo más: mientras más personas tomen esta decisión, esta ruta, el mundo se llenará del Espíritu, se notará el cambio individual y el cambio colectivo, esto se traducirá en un mundo mejor y más justo.
¿Estás dispuesto a aceptar el reto?
Para ti es este blog. Para que hallemos el tesoro.
Espero tus comentarios, sugerencia de nuevos temas, ¡hagamos juntos esta aventura!
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