Tweet
"Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto" (Lc. 24, 46-48)
Aquí aparece lo que Jesucristo dijo, a sus sorprendidos apóstoles, la primera vez que se apareció ante ellos después de haber resucitado.
Así nos pasa también a nosotros, la gran noticia de su Muerte y Resurrección es tan impactante y tan maravillosa, que nos cuesta creerla.
Nos encontramos muchas veces como ellos, entre el asombro, el temor y la alegría.
¡Tanta felicidad nos parece imposible!
Y nos quedamos paralizados, en la duda, en la sombra.
Como ellos, no acabamos de creer y nos mantenemos atónitos.
Sin reaccionar, sí, sin actuar del único modo que Él desea que lo hagamos.
Nos dice: "Ustedes son testigos de esto"
¿Cómo debemos actuar? ¿Qué debemos hacer?
Debemos lograr que se cumpla la segunda parte de la profecía:
"...que en su nombre se había de predicar a todas las naciones... la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados"
Así que pidamos al Señor, su Santo Espíritu, para que se cumpla su voluntad que no es otra que "todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad"
Dios los bendiga y los guarde
Si te gustó, comparte