domingo, 2 de junio de 2013

Eucaristía: Milagro de amor




Muchos quieren entender lo que no se puede comprender.
Quieren ver para creer, quieren entender misterios de fe, sin creer en ellos.
Las palabras de Jesús les suenan duras. Y corren el riesgo de desesperar.
Una de las palabras más duras de Jesús, es cuando dice que nos dará de comer su carne y beber su sangre; que su sangre es verdadera bebida y su carne verdadera comida.
No entendieron los judíos de entonces, no entendieron muchos durante siglos, no entienden ahora.
Hay cosas que nos cuesta comprender ; pero que, si abrimos nuestro corazón, a la luz de la fe, entrarán con una facilidad increíble en nuestro interior.
Ciertamente, su sangre es bebida y su carne alimento; en el pan o el vino consagrados  está  Cristo completo.
Es un milagro de un Dios Todopoderoso, es un milagro de un Dios que quiere nuestra vida y nuestra salvación.
Es en definitiva un milagro de Amor.
Cristo se dona a sí mismo, totalmente, en un Sacramento que es, a la vez, memorial y alimento.
Como es un milagro de amor, sólo se entiende desde el Amor.
Él se dona, nosotros lo recibimos. En una entrega mutua que sólo se puede dar por amor.
En un amor intenso que sólo lo entiende quien lo recibe y quien lo da.
Agradezcamos a Jesús tanto amor, entrega, humildad y además, ese quedarse con nosotros hasta el fin del mundo.
Está allí, en el Santísimo Sacramento del Altar, esperándote, para que ores,  agradezcas, le supliques, para que pidas por otros; en fin, para que te conviertas cada vez más a él.
Te espera en cada Eucaristía, para que junto a la comunidad cristiana, recuerdes su Pasión y Muerte y te alimentes de su Palabra y de su cuerpo y sangre, para alcanzar la vida eterna.
Recuerda, sólo Dios satisface.


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