domingo, 4 de marzo de 2012

¿El perdón nos da felicidad?




¿No te gustaría concederle el perdón a todos cuantos te han hecho daño, pasar la página, olvidarlo todo, y empezar una nueva vida?

En lo íntimo de nuestro ser reconocemos que los rencores, resentimientos, disputas, divisiones y todas esas cosas negativas nos roban la paz interior, nos restan salud y vida y nos apartan del camino a la felicidad que todos deseamos.

Pues bien, si la felicidad es lo que tanto anhelamos, ¿por qué nos cuesta tanto perdonar?

Realmente es difícil, puedo decir, y aquí me incluyo, frases como el perdón te de la paz, te lleva a la felicidad, te devuelve la salud, hace que el mundo mejore; pero si dentro de nosostros, no estamos convencidos, son sólo frases bonitas.

Necesitamos aceptarlas en nuestra conciencia, inscribirlas en nuestro corazón y comenzar a perdonar.

Dirás: ¡No puedo perdonar!, Dios dice: ¡Si te lo pido, es porque puedes!

Dirás: ¡Perdono, pero no olvido!, Dios dice: ¡No has perdonado! ¡Si no olvidas, estás anclado en el pasado, en un momento que ya no existe!

Dirás: ¡Es que me hicieron sufrir!, Dios dice: ¡ Sufrirás mucho más, si permaneces encadenado a ese dolor!

Dirás: ¡No quiero perdonar!, Dios dice: ¡Si es así, guardaré silencio, si no quieres, no te puedo obligar; sin tu consentimiento, no te puedo salvar, te di libertad! ¡Pero te amo!

Dirás: ¿Ya no hay remedio para mí?, Dios responde: ¡Yo soy tu salud y tu salvación!

Dirás: ¿Cómo hago para  perdonar?, Dios responde: ¡Pídeme la gracia para hacerlo, ora por los que te hicieron daño, convéncete que aquello ya no existe y no puede hacerte más daño, si no lo permites. Pasa la página, aférrate a mi amor y comienza a vivir!

Sí, comenzar a vivir, a ser feliz, a librarnos del lastre del rencor y del resentimiento. Dios nos quiere libres de toda atadura.

Hay que recordar, también que Dios perdona, las personas perdonan, nosotros mismos nos perdonamos (aunque con dificultad); pero el cuerpo no perdona. Si vivimos con rencor, el cuerpo se resentirá y tendremos dolencias y enfermedades. No toda enfermedad viene de la ausencia de perdón; pero todo rencor causa enfermedad.

Si es necesario busca ayuda, para salirte de este círculo vicioso. Por lo pronto te presento el Taller en línea. Educar para el Perdón, de Catholic.net, que puede serte de gran ayuda.

¡Que Dios nos ayude para lograr perdonar, por nosotros mismos y por todos quienes nos rodean!

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